Las micotoxinas son metabolitos tóxicos producidos por los
hongos que pueden contaminar las materias primas y piensos,
desde las zonas de campo hasta el almacenaje. Pese a
encontrarse dentro de la lista de contaminantes naturales
más extendidos a nivel mundial, la realidad es que su interés
en producción animal ha ido cobrando importancia e
interés en los últimos años.
Hasta hoy, se han identificado más de 350 tipos de micotoxinas
diferentes. Aunque la Comunidad Científica habla
incluso de más de 300.000 moléculas que pudieran ser
consideradas potencialmente micotoxinas, pero que son
imposibles de cuantificar por carecerse de un patrón de
referencia en el laboratorio. De todas ellas, se podría afirmar
que sólo 50 han sido estudiadas en profundidad y se
conoce de manera general su toxicidad, por lo que existe
todavía un gran desconocimiento sobre múltiples metabolitos
(“micotoxinas”) que los animales pudieran estar
ingiriendo afectando a la productividad y, por tanto, a la
rentabilidad. Esta situación se ve además agravada por
el hecho de que las micotoxicosis son muy complejas de
predecir e identificar, ya que la toxicidad va a depender
de múltiples factores como: la especie animal, edad, dosis,
tiempo de exposición, sinergia con otras micotoxinas, estado
sanitario, nutricional