Manuel Toledo Castillo.
Veterinario producción Juan Jiménez.
Pascual Belenguer Burriel.
Responsable reproductoras de Agroturia.
INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente a la mortalidad de reproductoras no se le
ha dado tanta importancia como a otros indicadores en las
granjas de producción, a pesar del peso que tiene este factor
en el coste de producción debido primero a el aumento del
coste amortización y segundo por su efecto negativo sobre
la estructura de población. Los incrementos de mortalidad
que se tuvieron hace unos años eran el reejo de la mala sanidad
de la pirámide. Por un lado los programas de adaptación
de nulíparas a la explotación eran muy diferentes a lo
que hacemos hoy en día. Por otro, la evolución de la prolicidad
en la reproductoras llevaba asociada un incremento en
la mortalidad de estas. Además, en muchos casos, hay que
añadir la falta de formación del personal en la identicación
tanto de las cerdas enfermas como de los factores de riesgo
que conducen a un incremento de las bajas.
Efectivamente, la mortalidad tiene un importante coste económico
en la explotación, por una parte, el coste de sustitución
para el mantenimiento del censo, pero por otra incrementa
el ratio de reposición en la explotación, con lo que
tendremos un incremento directo sobre el índice de conversión
global (cantidad de pienso total, reproductora, lechones
y cebo, que se necesita para la producción de 1 kilo de carne).
Como podemos observar en el Grafico 1, todos los resultados
productivos se ven empeorados en los resultados de la
descendencia de las cerdas primerizas.