DATOS DE MERCOLLEIDA – MARZO 2017
En todos los países de la UE se coincide en hablar de una ágil fluidez en los mercados del cerdo vivo. En todas partes se coincide en indicar que es el estancamiento del mercado cárnico el que impide o limita la revalorización del cerdo. Si acaso, lo que ha cambiado en estos últimos días es que China vuelve a comprar carne en Europa, justo cuando el mayor matadero alemán ha perdido su homologación para exportar a ese país asiático.
En general, faltan cerdos y sobra carne en la UE. Lo primero, porque la oferta global europea de cerdos es más corta en este primer semestre de año (y, después, ya se verá) y el matadero mantiene una matanza a la altura de sus capacidades y por encima de la disponibilidad. Lo segundo, porque, manteniendo esa sostenida matanza, la producción de carne también es elevada y, como nadie congela, todo el mundo sobreoferta para vender en fresco, en un contexto europeo de retroceso año tras año de los consumos cárnicos, mientras espera que la exportación a terceros países cobre mayor velocidad. Nada nuevo para esta época del año aunque, a diferencia de hace un año, la carne sí se vende ahora y el cerdo está más caro. Tal vez todo se haya anticipado unas semanas en esta ocasión: la fulminante escalada de precios del lechón de este otoño-invierno ha puesto al descubierto problemas de cubriciones en el verano pasado y una falta de lechones para llenar las plazas vacías que la fuerte matanza pre-navideña iba dejando, lo que se traduce en un bache de oferta en estas semanas que conducen, limpias de festivos que puedan reducir matanza, hasta Pascua. Toca ahora ya techo el precio del lechón, no porque haya más sino porque el cebadero, viendo la altura de ese precio y la desesperante lentitud con que sube (donde sube) el cebado, empieza a dudar razonablemente de la rentabilidad de este engorde. Todas las perspectivas siguen siendo positivas, pero ¿tan po-sitivas como para pagar esta semana los lechones de 30 kilos a 100 euros en Italia?