Antonio Palomo Yagüe
Director de la división porcina. SETNA Nutrición SA - ADM
La gran evolución de nuestras cerdas en las últimas dos décadas ha permitido aumentar su prolificidad
en 0,2 lechones/año, doblar su producción lechera, aumentar su composición magra y reducir la grasa,
permitiendo un crecimiento más elevado y un metabolismo basal más bajo que las hace más eficientes.
No obstante, el gran esfuerzo metabólico a nivel productivo, especialmente en la fase de lactación,
su mayor riesgo de sufrir estrés oxidativo, su menor capacidad de respuesta inmunitaria, su mayor riesgo
de sufrir procesos proinflamatorios, su peor capacidad de consumo voluntario y su respuesta al estrés,
implican un mayor riesgo metabólico.