Roca AJ, Parrilla I, BolarÍn A, MartÍnez EA, RodrÍguez-Martínez H.
RESUMEN
La inseminación artificial (IA) es ampliamente usada en la producción porcina, alcanzando resultados de fertilidad similares a los obtenidos con la monta natural. Sin embargo, no es un proceso totalmente eficiente, ya que un verraco ofrece anualmente alrededor de 2000 dosis de IA, casi exclusivamente producidas en fresco. Esto restringe el comercio internacional y supone un freno para la mejora genética. Los esfuerzos en investigación revisados en este trabajo tienen como objetivo revertir este escenario ineficiente. Pondremos especial atención a los estudios que pretenden disminuir el número de espermatozoides empleados por cerda preñada, facilitando el uso práctico de semen congelado-descongelado y sexado en programas comerciales de IA.
Desde la visión del veterinario de producción, intentaremos
definir los aspectos clave del manejo en maternidad; utilizando
los recursos justos para la obtención de los mejores
resultados posibles.
Los puntos clave en los que nos gustaría incidir, son los siguientes:
1. Personal.
2. Manejo en la fase de gestación.
3. Peso de las nulíparas.
4. Mortalidad perinatal.
5. Parto.
6. Desarrollo mamario.
7. Flujo de lechones.
8. Condiciones ambientales (calidad de instalaciones)
9. Longevidad de las cerdas
10. Conclusiones
INTRODUCCIÓN
La sanidad ha sido y será el principal aspecto a considerar
cuando nos planteamos la recría y la incorporación a granjas
de cerditas futuras reproductoras, pero con el progreso
genético acontecido durante la última década quizás hemos
descuidado otros aspectos también importantes y que comprometen
la vida productiva de las cerdas reproductoras.
De tal manera que la manera de recriar y puntos clave como
la edad y el peso a la primera cubrición, entre otros, marcan
la productividad venidera a lo largo de todos los ciclos productivos
de las cerdas.
Los objetivos de la recría de cerditas, al margen de los aspectos
relacionados con la sanidad serán: elevar la productividad en
base a la mejora genética progresiva, el desarrollo del aparato
reproductor y mamario y la capacidad de producción lechera,
la reducción de problemas locomotores que junto con los
fallos reproductivos son las principales causas de renovación
de las cerdas en los hatos reproductores.
Es conocido que la productividad al primer ciclo es determinante
en la productividad de la cerda en ciclos posteriores, alcanzándose
desde 0,4-0,5 lechones más en los partos siguientes
del 2º al 5º ( Morais et al, 2013) hasta incluso 1,4 lechones
más por parto ( Pinilla et al, 2014) para aquellas cerdas que
alcanzan su potencial de prolificidad en el primer parto . Y no
sólo desde un punto de vista de productividad numérica de
lechones, sino también tiene influencia sobre la eficacia reproductiva
expresada como tasa de partos. De esta manera,
cerditas que alcanzan un mayor número de lechones al primer
parto normalmente tienen una superior eficacia en tasa de
partos, en torno al 6%, que aquellas cerdas que tienen camadas
más pequeñas en tamaño en ese primer parto (R. Lida, C.
Piñeiro, Y.Koketsu, 2015).
Y todo dentro del objetivo de cubrición marcado, auténtico
motor productivo de las explotaciones, lo que obliga a disponer
del número adecuado de cerditas de reposición previamente
programado y adaptadas a la explotación, tanto
sanitariamente como a las instalaciones (box, a los diferentes
sistemas de alimentación, etcétera).